miércoles, 5 de noviembre de 2008

Despertar

Estaba de pie, mirándome con ojos curiosos.

- ¿Confías en mi?

- No lo sé...

- ¿Por qué dudas?

- Somos tan distintos...

Me miró con tristeza y sonrió. Extendió su mano, la cual cogí trémula. Me levantó y me abrazó con ternura.

- No temas, somos distintos, pero no dejaré que nada malo te pase.

- ¿En serio?

- Te lo prometo, te voy a cuidar.

Abrió la ventana y subimos a su burbuja. Nos elevamos lentamente. Me miró, y al ver mi cara temerosa, volvió a abrazarme. Me sentí más segura.

No tengo muy claro cuánto tiempo volamos, pero al llegar a su mundo pude admirar su belleza. Había un río cristalino, del cual los animales bebían para saciar su sed. Revoloteaban mariposas y aves, las cuales cantaban felices. Yo estaba impactaba con la belleza del paisaje.

Nuevamente me miró y sonrió al ver mi cara de asombro. Cogió mi mano nuevamente y comenzamos a caminar. Me dio un pequeño paseo por su mundo, en donde vi muchos animales, los cuales se acercaban buscando nuestras caricias.

Al final del paisaje pude ver un arco iris, el cual se iba destiñendo lentamente para terminar en un lugar oscuro, cubierto por enredaderas. Me llamó la atención en lugar, y me dirigí hacia allá. Sin decir palabras y un poco dudoso, me siguió.

Cuando llegamos ahí pude ver un bosque muy oscuro y mohoso, en donde las enredaderas eran las amas y señoras del lugar. Los árboles se veían tristes, desnudos. No se veían muchos animales, mas bien se veían pero sólo animales reacios al sol: insectos, algunos búhos...

- ¿Por qué este lugar se ve tan triste, tan abandonado?

- Quizás sea porque no vengo muy seguido hasta acá...

- ¿Por qué?

- Porque aquí se esconde mi mayor temor...

- ¿Cuál temor?

- A crecer...

Lo miré con ternura y lo abracé. Quizás al ver el miedo que había en su mirada despertó mi instinto maternal, no lo sé. Sólo sé que sentí unas ganas enormes de protegerlo.

- Crecer no es tan malo...

- Creo que es algo triste, oscuro. Desaparece la alegría y aparecen las responsabilidades... la gente adulta que conozco no es feliz.

- Mmm, no siempre es así, depende de cada uno. Está bien, uno tiene más responsabilidades, pero no por eso te debes dejar amargar y consumir por la rutina. Depende de ti saber disfrutar las cosas simples de la vida. Creo que esa es la clave de la felicidad.

- No sé muy bien como...

- Ven y ayúdame, vamos a hacer algo por este lugar.

Decidida me sumergí en el bosque. Me miró dudoso, pero se decidió a seguirme. Lentamente comencé a arrancar las enredaderas.

- ¿Qué haces?

- Vamos a limpiar este lugar. Vamos a hacerlo un lugar bello, igual que el resto.

Algo desconfiado comenzó a ayudarme. Trabajamos arduamente, pero al final logramos quitar toda la maleza. El sol comenzó a inundar con su tibieza todo el lugar. Los árboles revivieron alegres y comenzaron a brotar.

Exhaustos nos sentamos y nos quedamos dormidos. Al despertar, pudimos ver un paisaje hermoso que renacía. Él miraba con los ojos muy abiertos, aún incrédulo.

- Es increíble ¿Cómo lo lograste?

- Con un poco de voluntad y ayuda, todo es posible.

- Es increíble, se está transformando en un paisaje muy bello, incluso más que el resto del lugar.

- Así es, pero sólo depende de ti mantenerlo así.

- ¿Por qué dices eso?

- Porque si no te encargas de desmalezarlo seguido, la maleza volverá a crecer y a cubrir todo, impidiendo el paso del sol. A veces con un poco de esfuerzo, se obtienen grandes recompensas. Recuerda, debes esforzarte para conseguir recompensas, y así podrás disfrutar las cosas más simples y sabrás agradecerlas.

Me miró y me abrazó

-Gracias- Susurró a mi oído.

Luego cogió mi mano y caminamos de regreso a su burbuja. Subimos en ella y nos dirigimos a mi hogar. Me dejó en mi ventana y nos despedimos con un gran abrazo. Entré en mi habitación y me acosté, durmiéndome con una sensación extraña de alegría.

Quiero

Déjame abrazarte

y desaparecer.

Quiero fundirme en ti

y hundirme en tu ser

Quiero saber que piensas,

que sientes, que amas.

Quiero ser parte de ti

tal como tú

eres parte de mí.

martes, 7 de octubre de 2008

Ausencia

Como tenerte, sabiendo que estás lejos
Quisiera acariciar tu pelo,
tomar tus manos,
besar tus labios…
pero tú no estás aquí.

Sabrá Dios que será lo que siento por ti,
pero yo aún no lo sé…
Sólo sé que te instalaste en mi cabeza y en mi corazón,
y sólo Dios sabe si algún día saldrás de aquí,
pero tengo fe que así será.

Sólo sé que tengo que sacarte,
cueste lo que cueste,
porque tú y yo sabemos
que lo nuestro es un imposible, un ideal.
Un sueño que nunca podremos concretar.

lunes, 24 de diciembre de 2007

Viejos Sabios



Esos viejos sabios
que están en mi jardín,
conversan y conversan
sobre todo lo que está allí.

Conversan de las rosas,
de las aves, de las mariposas.
Y mientras conversan
se mueven lentamente al son del viento.

Mueven suavemente
sus grandes brazos
llenos de pequeños brotes,
de nidos, de vida.

Son cuidadosos porque saben
que ellos son hogar
de pequeñas vidas
que tienen que cuidar.


viernes, 21 de diciembre de 2007

Una simple historia...


Estaba la bella Magrevi sentada en una burbuja que volaba por el campo. Recorría feliz mirando las distintas creaturas de su padre, quien las distribuyó de tal manera que formaban un paisaje hermoso. Era tal su felicidad, que mientras avanzaba destellaban tras ella pequeños rayos de colores (como el arco iris).
Desde abajo la observaba Pótima. Al verla tan feliz sintió mucha envidia, pues ella también deseaba poder sentarse en una burbuja y volar, mirando todo desde arriba, sintiéndose superior.De pronto se le ocurrió una magnífica idea: desinflaría la burbuja de Magrevi hasta que ésta bajara, luego se la arrebataría y la volvería a inflar para así, poder volar. Pótima buscó una rama, y cuando la encontró, pinchó la burbuja. ¡Cuál fue su sorpresa al ver que ésta se reventaba!.
Magrevi cayó bruscamente al río, pegándose en una roca. Desde ese entonces ella durmió para siempre en el río. mientras Pótima se quedó en tierra, sin la burbuja y con sus ganas de conocer, de recorrer... con sus ansias de poder.